Perspectivas feministas en cárceles de varones: experiencias desde la extensión universitaria
- D´annunzio, Florencia
- Marelli, Denise
- Urban, Daiana
Este trabajo surge como continuidad y ampliación de una elaboración que hemos titulado La incomodidad productiva: masculinidades, cárceles y feminismos.
La misma fue presentada en el I Congreso Internacional de Psicología “A cuarenta años de la recuperación democrática en Argentina”- realizado en la Facultad de Psicología de la UNLP en Noviembre del 2023.
Es a partir de nuestra participación durante los años 2022 y 2023 en el Proyecto de Extension “Masculinidades Disidentes”- perteneciente a la Facultad antes mencionada- que nos encontramos con nuevos interrogantes respecto a nuestras intervenciones psi desde una perspectiva feminista. La actividad principalmente desarrollada, consiste en la realización de talleres con jóvenes varones que se encuentran privados de su libertad en el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) en la ciudad de La Plata.
Nos parece oportuno mencionar que este Proyecto se encuentra articulado con diversas organizaciones gubernamentales provinciales y asociaciones, tal es el caso del Programa Integral de Asistencia y Tratamiento de Jóvenes Adultos (PIATJA) y la Asociación Grupo de Estudios Sobre Educación en Cárceles (GESEC).
Hemos decidido escribir esta presentación dentro del Eje “Estado, Poder y Políticas Públicas”.
Tomando como referencia nuestras primeras experiencias vivenciadas dentro de contextos de encierro punitivo con masculinidades, decidimos reflexionar sobre las políticas públicas que se implementan dentro de las cárceles de varones. Abarcamos para ello tanto las destinadas a la sensibilización sobre las distintas formas de violencia de género, como aquellas orientadas al acceso a diversos derechos (no beneficios), ya sean referidos a la salud, sexualidad, identidad de género, paternidad, etcétera.
Por otro lado, tendremos presente las políticas penitenciarias que determinan, en gran parte, las condiciones de vida indignas a las que tienen que adaptarse.
En este sentido, es relevante destacar, que cada uno de estos talleres mencionados, se planificó y llevó a cabo partiendo de algunas de estas temáticas: Masculinidades; Ejercicio del cuidado; Paternidades; Vínculos sexo-afectivos, entre otras que se iban agregando a raíz de las inquietudes y decires de lxs participantes. Esto se debe a que, en general, las actividades propuestas se basaron en el diálogo y la problematización de distintos materiales que se presentaron como disparadores para el debate, la discusión, y la incomodidad productiva. En otras palabras, es posible señalar cómo las intervenciones llevadas a cabo desafiaron e interpelaron juicios previos, tanto de lxs talleristas como de los destinatarios.
Un reflejo de lo mencionado lo encontramos en algo que se repite en la mayoría de aquellos encuentros en los que nos acercamos por primera vez a un nuevo pabellón. Podría resumirse en frases del estilo: “no tiene que ser feminismo ni machismo, tiene que ser igualdad”; “en la tele siempre pasan los asesinatos de mujeres, pero también matan hombres”; “las mujeres también pueden golpear”. Y de la mano con esto, comentarios como: “se picanteo”.
Precisamente, uno de los objetivos centrales de estos talleres es promover ciertas movilizaciones subjetivas para poner en cuestionamiento las formas en que se autoperciben varones y los modos en que establecen relaciones con otrxs, así como generar colectivamente diferentes interrogantes que son de suma importancia para impulsar cambios desde una perspectiva feminista.
Hemos optado por explorar cuestiones propias de los feminismos pero enfocándonos en el contexto de las masculinidades, y ello no es sin razón.
Aunque los estudios sobre estas últimas han estado presentes en Argentina desde la década de 1980, fortaleciendo herramientas y estrategias dirigidas al abordaje de las problemáticas de género con varones, es innegable que, en general, las investigaciones y acciones relacionadas tienden a centrarse en las mujeres y las disidencias y a recaer, una vez más, en nuestra responsabilidad. Como ejemplo, no suena extraño, que la mayoría de las personas que participamos en este Programa de Extensión, seamos mujeres.
Asimismo, es una realidad, que quienes nos dedicamos al estudio y ejercicio de profesiones pertenecientes a las áreas de la salud y los cuidados, somos las mujeres y las disidencias.
En este sentido, coincidimos en que es sumamente interesante aludir a la pregunta: ¿Qué significa ser varón? Siguiendo las palabras de Ariel Sánchez (2021), no se trata de una pregunta simple. En uno de sus capítulos, el autor relata que mientras investigaba sobre las masculinidades, notó que los participantes no solamente se ponían nerviosos frente a esta pregunta, sino que también tenían dificultades para poder comprender de qué se les estaba hablando. Esto resultó ser una información crucial, ya que le permitió comprender cómo funciona el dispositivo de las masculinidades. La imposibilidad del relato sobre aquello que los caracteriza como varones es la consecuencia de una negación constante de la existencia de la masculinidad como una performance. Tal como propone Butler (2004), el género es una actividad performarda, que se construye a partir de ciertas normas sociales que modelan y tienden a inscribir y reafirmar modos precisos de ser y actuar. En este entramado, colaboran diversas instituciones, tales como la familia tradicional, la organización del trabajo, la educación, la política, la sexualidad, entre otras.
Retomando lo ocurrido en uno de los talleres, frente a la pregunta: ¿Desde cuándo se sintieron “hombres”?, las respuestas fueron: “desde que conseguí mi primer trabajo”; “cuando tuve mi primer hijo”; “cuando me tuve que hacer cargo de mi familia”; “mi papá nos abandonó cuando era chico y tuve que salir a buscar trabajo para ayudar a mi mamá”. Como podemos pesquisar, se hace presente lo que el antropólogo David Gilmore definió como el modelo de las tres “P”: “Preñar”, “Proveer” y “Proteger”, mandatos sociales que definen a la masculinidad tradicional (Ariel Sánchez, 2021).
En este punto, sería oportuno preguntarse: ¿Qué particularidades adquieren las masculinidades contemporáneas? ¿qué de todo lo tradicional se conserva?.
En esta ocasión, nos remitiremos a una última pregunta: ¿Cómo se configuran esas subjetividades masculinas y cómo se expresan las mismas conviviendo en el encierro? En resumidas cuentas, podemos mencionar, que si bien persisten algunas características propias de las estructuras patriarcales -como la organización desde la verticalidad- se hacen presentes otras formas de hacer lazos. La relación entre los cuerpos, los ejercicios de cuidado y compañerismo se visibilizan y son otros de los ejemplos que nos permiten argumentar que los imaginarios e ideas preconcebidas fueron y pueden ser erróneas.
Para concluir, pensamos que es fundamental promover instancias de debate que inicien en el entrecruzamiento de las masculinidades, los feminismos y las cárceles. La reflexión colectiva y la producción de conocimiento son cruciales para diseñar politicas públicas feministas efectivas.