3. Género y trabajo: discriminaciones y resistencias

América Latina y el Caribe ¿Trabaja en espacios libres de violencia y acoso? La situación actual en la región y los principales desafíos

  • - Grow, género y trabajo (Argentina)
  • - FESminismos (América Latina y el Caribe)
  • - Friedrich Ebert Stiftung (Alemania)
Resumen

Introducción:
La investigación realizada por Grow - género y trabajo y el proyecto regional FESminismos de la Fundación Friedrich Ebert (FES) tuvo como uno de sus objetivos identificar desde una perspectiva de género e interseccional, cuál es la situación de la violencia laboral en América Latina y el Caribe y reconocer oportunidades de incidencia para lograr la ratificación e implementación efectiva del Convenio 190 de la OIT y su Recomendación 206. Esta investigación resulta un aporte importante a la producción de información sobre la violencia y el acoso laboral en la región.

Metodología:
Para llevar adelante el análisis se ha implementado en 14 países de América Latina y el Caribe una estrategia metodológica que incluyó un relevamiento legislativo comparado entre el Convenio 190 de la OIT, las normativas y los convenios internacionales ratificados por cada país, que son considerados estratégicos para el tratamiento de la violencia; una encuesta online sobre violencia laboral respondida por 5992 trabajadores/as; y, 57 entrevistas en profundidad a referentes sociales y sindicales así como también a autoridades públicas y representantes del sector privado.
Los datos analizados corresponden a los siguientes países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

Resultados:
Según la información relevada, la violencia laboral afecta a un gran porcentaje de quienes responden (71%). En particular, se han identificado importantes brechas entre los géneros: las personas de identidades no cisgénero (83%) y las mujeres (76%) son quienes más identifican vivir o haber vivido violencia laboral, en comparación con los hombres (58%). Además, la violencia laboral ha sido identificada como un problema relevante para las y los referentes de los distintos sectores entrevistados (público, privado, sindical y sociedad civil).
Desde un enfoque interseccional, se identificaron las comunidades en situación de vulnerabilidad en la región según las personas entrevistadas. En primer lugar, las mujeres son uno de los grupos que más experimentan situaciones de violencia en el ámbito laboral. Sumado a ello, han sido mencionadas también la población LGBTIQ+, las personas afrodescendientes, las personas pertenecientes o descendientes de pueblos originarios y las personas migrantes.
En menor medida, las personas entrevistadas también han identificado como parte de las comunidades vulnerables a las personas mayores y las jóvenes, a quienes tienen algún tipo de discapacidad, quienes viven en zonas rurales y/o trabajan en condiciones de informalidad. También se hace alusión a que ciertos sectores de la economía están más expuestos a situaciones de violencia laboral, como es el caso de las trabajadoras del hogar, los/as docentes y los/as trabajadores/as de la maquila, principalmente en Centroamérica. Algunas pocas personas también incluyen a dirigentes sindicales dentro de las comunidades vulnerables.
Las principales violencias identificadas a nivel regional son la violencia psicológica (57%) y la económica (57%), seguidas por la simbólica (50%). En cuarto lugar aparece la violencia sexual (30%); y por último, la física (7%).
Se han encontrado brechas de género en la violencia sexual: es el tipo de violencia que impacta de forma más desigual en mujeres y personas de otras identidades respecto de los hombres, superando los 20 pp de diferencia en su perjuicio.
Luego le sigue, en el caso de las mujeres, una diferencia muy grande en cuanto a la violencia económica en comparación a los hombres (10 pp), sin mayores diferencias entre hombres y personas de otras identidades encuestadas. A su vez, entre las personas de otras identidades, se observa una amplia brecha en cuanto a la incidencia de la violencia simbólica (11 pp respecto de los hombres). En este caso, no se identifican mayores distinciones entre hombres y mujeres.
En tercer lugar, se ubica el impacto desigual de la violencia psicológica para las mujeres y personas de otras identidades, con 9 pp por encima de aquel registrado por los hombres. Finalmente, al analizar la violencia física, su presencia disminuye entre todas las personas encuestadas y prácticamente no se registran brechas entre mujeres, hombres y personas de otras identidades.
A partir de lo relevado en la encuesta y en las entrevistas es posible complejizar la trama de la violencia al identificar que los distintos tipos de violencia se encuentran interrelacionados. Es decir que las violencias suelen presentarse en conjunto, y se potencian y refuerzan mutuamente.
Al analizar las reacciones ante la violencia y el acoso, es importante mencionar que en general, las personas que atraviesan situaciones de violencia laboral recurren principalmente a compañeros/as de trabajo. En segundo lugar, recurren a amistades por fuera de la institución. Asimismo, la mitad de las personas que han reaccionado a este tipo de situaciones percibe que sus acciones no han tenido impacto.

Conclusiones y discusión:
En cuanto a los mayores desafíos para la ratificación e implementación del Convenio 190 de la OIT, las personas entrevistadas destacan el escaso diálogo tripartito, la baja sindicalización, los cambios en la agenda política de los distintos gobiernos, la necesidad de una transformación cultural, la concepción existente sobre el Convenio en lo relativo a denuncias, sanciones y costos –que dan cuenta del desconocimiento sobre el mismo, y especialmente sobre el enfoque preventivo que propone–, y los escasos datos estadísticos que permitan dimensionar la problemática de la violencia laboral en los distintos países.
Por otro lado, si bien se reconoce el impacto desproporcionado que tiene la violencia en las mujeres, no todos los países reconocen las desigualdades estructurales existentes que afectan a otros grupos poblacionales particulares y los colocan en condiciones de mayor vulnerabilidad, como la comunidad LGBTIQ+, los/as trabajadores/as informales y las personas con discapacidad. Se vuelve necesaria entonces una ampliación de la definición y del alcance de la violencia laboral en las respectivas legislaciones.

Bibliografía:
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