Biología ecofeminista: una propuesta de diálogo entre la Educación Sexual Integral (ESI) y la Educación Ambiental Integral (EAI)
- Carolina E. Rosenberg (Colegio Nacional "R. Hernandez", UNLP)
Se presentan algunas consideraciones sobre el diseño y la implementación de la materia innovadora "Biología ecofeminista", asignatura optativa para el quinto año del nivel preuniversitario en el Colegio Nacional "Rafael Hernández", UNLP, durante el primer cuatrimestre de 2023. Desde esta materia se dieron a conocer aportes de la biología feminista y de los ecofeminismos, con el propósito de promover la reflexión crítica sobre los conocimientos hegemónicos relacionados con los cuerpos, los géneros y la sexualidad y la construcción colectiva de nuevos saberes, desde en un marco de derechos y desde una perspectiva de género, inclusión y diversidad. Asimismo, se invitó a un análisis de diversas problemáticas ambientales situadas desde una perspectiva crítica y reflexiva, empleando un enfoque de género interseccional, que no se limitó únicamente a las concepciones dominantes de género y sexualidad, y a las dinámicas de poder relacionadas, sino que los vinculó intrínsecamente con la etnia, la clase social, el lugar de origen, los procesos migratorios, la corporalidad y la diversidad (Platero, 2014). Se considera que enseñar las ciencias en un marco de derechos humanos, desde un abordaje que tome como ejes los lineamientos de las Leyes Nacionales de Educación Sexual Integral (ESI) y de Educación Ambiental Integral (EAI) y desde el paradigma de la inclusión, propuesto por el modelo social de discapacidad , permite orientar la actividad docente a la transformación social y a la construcción de ciudadanía crítica y emancipada. Las perspectivas de la ESI y la EAI comparten algunos aspectos comunes, como el enfoque en la adquisición de conocimientos científicos, la promoción de actitudes positivas y respetuosas hacia cada unx y hacia las demás personas, del pensamiento crítico y de la toma de decisiones informadas. Como sostienen González del Cerro y Morgade (2023) existen tensiones epistemológicas, pedagógicas y políticas que acercan a ambos marcos legales, tanto por la consideración de los impactos del sistema de consumo y extractivismo sobre los cuerpos/territorio, como también por sus propuestas, enunciadas desde la centralidad de la interdisciplina, la transversalidad y la perspectiva de derechos. Específicamente, la enseñanza de la Biología, siguiendo su transversalidad desde la ESI, puede potenciar aspectos concretos de la salud y la vida de nuestrxs estudiantes. Por ejemplo, en articulación con el tema de la identidad y la diversidad de géneros, conocer, desde los cuerpos gestantes, las posibilidades de interrupción de un embarazo no deseado, como también la intervención quirúrgica, farmacológica o de otra índole sobre el propio cuerpo para asegurar la autoadscripción identitaria que se percibe. Más que una Biología centrada en los riesgos y las consecuencias de las prácticas diversas de la sexualidad, deberíamos poder ampliar y complejizar una Biología tendiente a asegurar derechos y necesidades reales (Rosenberg, 2021). A su vez, la EAI tiene como propósito fomentar la comprensión de la interdependencia entre las personas y su entorno natural, buscando, desde una perspectiva de géneros y desde los lineamientos de los ecofeminismos y del concepto del Buen Vivir, una aceptación prudente de la ciencia y la técnica, la promoción de la justicia social, la conservación de los elementos naturales y culturales, la protección del medio ambiente y la adopción de prácticas ambientalmente armoniosas y responsables en un entorno de interculturalidad (Puleo, 2008, Gudynas y Acosta, 2011). Desde estas corrientes de pensamiento se reconocen y cuestionan las desiguales relaciones de poder que suponen la superioridad del hombre frente a la mujer y la naturaleza, se fortalece el rol de las mujeres y disidencias como actorxs de cambio, poniendo en valor sus conocimientos y experiencias. Desde estas perspectivas integrales es posible enfatizar que la producción y aplicación del conocimiento científico están influenciadas por factores sociales, económicos, políticos y culturales, y que las investigaciones científicas y los avances tecnológicos pueden tener impactos significativos en la sociedad y en el ambiente. Como docentes de ciencias, deberíamos promover el desarrollo de habilidades y actitudes críticas que permitan a lxs estudiantes analizar y evaluar la información científica en relación con su contexto socioambiental. Es posible y necesario propiciar la reflexión sobre los valores, intereses y poderes que influyen en la producción y aplicación del conocimiento científico, así como considerar las implicaciones éticas y sociales de las decisiones basadas en la ciencia.
A lo largo del cuatrimestre, con una metodología basada en el formato taller, se abordaron diversos contenidos que, junto a su forma de enseñanza, fueron concebidos considerando el objetivo de construir una concepción de la ciencia que trascienda la neutralidad y sea entendida como un campo colectivo, permeado por ideologías, intereses y tensiones, reconociéndola como un conocimiento en constante construcción. Además, se buscó brindar a lxs estudiantes conocimientos sobre los cuerpos, géneros y sexualidades que a menudo se omiten en la enseñanza de las ciencias. Asimismo, se pretendió formar parte de un cambio cultural que cuestione los modelos predominantes de masculinidad hegemónica. Otro objetivo fue la construcción de conciencia ambiental desde una perspectiva de género e inclusión, promoviendo la participación activa y crítica de lxs estudiantes en la gestión de temas y problemáticas ambientales. Por último, se buscó que se comprendieran las desigualdades que enfrentan las mujeres y las disidencias sexo-genéricas frente a los conflictos ambientales. Se evaluaron los aprendizajes en proceso y mediante evaluaciones sumativas. El enfoque de evaluación adoptado permitió valorar la capacidad de lxs estudiantes para analizar y cuestionar los contenidos relacionados con los cuerpos, géneros y sexualidad presentes en los materiales educativos, así como también su capacidad para reflexionar sobre los conflictos ambientales desde una mirada crítica, y considerarlos como el resultado de procesos socio-históricos. Las evaluaciones utilizadas contribuyeron a formar estudiantes autónomxs, capaces de debatir sobre los discursos tradicionales y de abordar problemáticas ambientales de manera contextualizada y sensible. La evaluación formadora se alineó con un enfoque pedagógico que buscó transformar las prácticas educativas y promover una educación más inclusiva y equitativa, en línea con la construcción de una sociedad igualitaria.