La profesión de magisterio: feminización, salarios y condiciones laborales (Argentina, fines del siglo XIX, principios del XX)
- Laura Graciela Rodríguez (CONICET/IdIHCS/UNLP) lau.g.rodrig@gmail.com
Es sabido que las profesiones no son neutrales respecto del género de quienes las encarnan y que en el proceso de construcción social de la identidad femenina, fue central la condición biológica de madre y esto tuvo implicancias directas para las que quisieron estudiar y/o insertarse en el mercado laboral (Martín, Queirolo y Ramacciotti, 2019; Domínguez Mon y Lozano, 2019). El magisterio en particular, se ha considerado una actividad asalariada propia de mujeres, pero esto no ha sido siempre así. En los modernos Estados occidentales, los gobiernos priorizaron invertir los dineros públicos en la apertura de establecimientos primarios, secundarios y universitarios para varones, en detrimento de la escolarización de las mujeres. En consecuencia, durante buena parte del siglo XIX en las provincias argentinas hubo más escuelas públicas para varones con maestros al frente que escuelas de niñas y maestras, siendo los hombres en general, mejor remunerados que las mujeres. Con el tiempo, la profesión se fue feminizando pero los funcionarios estatales siguieron considerando que los varones debían tener un rol definido y una posición de privilegio dentro del sistema público (Rodríguez, 2021).
Disponemos de interesantes trabajos centrados en las maestras de las escuelas nacionales y los discursos que impulsaron su entrada a la carrera docente (Yannoulas, 1996; Morgade, 1997; Tedesco, 1993; Alliaud, 2007; Lionetti, 2007; Billorou, 2015; Fiorucci, 2016; Cammarota, 2021). En este texto nos proponemos profundizar estos estudios, haciendo foco en cuestiones complementarias, donde analizaremos las otras causas que afectaron al proceso de feminización del magisterio, la cuestión salarial y las condiciones laborales que vivían las maestras empleadas en escuelas nacionales y también provinciales, entre fines del siglo XIX y principios del XX.
Durante este período estudiado, el nivel primario estuvo conformado por una variada y compleja trama de escuelas. Recordemos que por mandato constitucional de 1853, cada una de las 14 provincias tenía autonomía para dictar sus propias leyes de educación. Desde 1871 se comenzaron a crear en todo el país Escuelas de Aplicación dentro de las Escuelas Normales nacionales, que eran escuelas primarias completas, es decir, con los seis grados. Cuando se creó la Capital Federal de la República en la ciudad de Buenos Aires en 1880, el gobierno nacional sancionó su propia norma de educación, la Ley 1420 de 1884 que tenía incumbencia en las escuelas primarias de Capital, Colonias y los recientemente creados Territorios Nacionales (ubicados en el sur y el noreste del país). En 1905 se sancionó la Ley 4874 que habilitó a la nación a crear escuelas en las provincias que así lo solicitaran hasta el cuarto grado, preferentemente en zonas rurales, que pasaron a ser conocidas como “escuelas Láinez”. Así pues, en esta etapa coexistieron estos diferentes tipos de escuelas provinciales y nacionales que tuvieron distintas normativas, escalas salariales y sueldos.
Ahora bien, a lo largo de cinco apartados, en esta ponencia estudiaremos, en el primero cómo se fue dando el ingreso de las mujeres a la profesión; seguidamente, de qué manera se fue naturalizando la designación de las mujeres en los primeros grados; en el tercer y cuarto apartado observaremos cuánto cobraban los maestros provinciales y los nacionales; y finalmente, cómo era el trato que recibían las maestras de sus superiores varones. Para ello, nos valdremos de investigaciones propias, fuentes documentales de distinto tipo y de otras investigaciones - además de las mencionadas- sobre los sumarios administrativos realizados a maestras (Caldo, 2019; Cammarota, 2021; Nigro, 2022).
Desarrollaremos tres hipótesis vinculadas. Respecto al proceso de feminización, mostraremos que evolucionó de forma diferente en cada provincia y se debió a cuatro factores principales relacionados con ciertas políticas diseñadas desde el Estado, las leyes de educación que se fueron sancionando, los discursos que circulaban entre los funcionarios y las escasas ofertas de estudio que se les ofrecieron a las mujeres. Acerca de la cuestión salarial, plantearemos que existía una gran dispersión de sueldos y escalas en todo el país que tendía a perjudicar a las mujeres. Más precisamente, existían distintas escalas salariales en las escuelas nacionales y provinciales (por género, titulación, cargo directivo y/o grado) y diferencias en los montos que se cobraban en las escuelas nacionales y en las provinciales. Dentro del grupo de las escuelas primarias nacionales, a su vez, los maestros recibieron distintos estipendios según la ubicación de los establecimientos (Capital, Territorios o provincias), y el tipo de escuela (escuela común, de adultos, escuela Láinez o Escuela de Aplicación de la Normal); y en las escuelas primarias provinciales, cada gobierno ofrecía distintos salarios. En relación con las condiciones laborales, indicaremos que las autoridades nacionales y provinciales designaban a la mayoría de las mujeres en las escuelas y cargos donde se sufrían las peores condiciones laborales y se percibían los salarios más bajos. Del mismo modo, por su condición de mujeres, mostraremos algunos casos en los que fueron víctimas, igual que otras trabajadoras de la época, de acoso sexual y laboral de parte de los hombres.