En el referendum llevado a cabo el 23 de junio de 2016 el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte decidió romper amarras con la Unión Europea, sus vecinos continentales. El Brexit no se gestó de la noche a la mañana y, si bien es multicausal, la inmigración fue uno de los pilares de campaña del leave (salida). La utilización de este elemento anti-inmigración como un eje importante en la defensa de los intereses de sus partidarios se dio en concurrencia con posturas que abrevaban en un manantial de mitos étnicos y símbolos asociados con el nacionalismo inglés. Esa noción de Anglicidad (Englishness) genealógicamente atribuye sus orígenes a los anglosajones (Schertzer y Woods, 2024) y se define en una concepción de superioridad racial y moral que da sustento a la Misión Civilizadora o la Carga del Hombre Blanco. El miedo a los bárbaros (Todorov, 2010), a la inmigración controlada o descontrolada (Bauman, 2016), la creencia en la necesidad de restaurar fronteras, la nostalgia por un pasado mejor y, en definitiva, la urgencia de evitar la contaminación étnica llevaron a un 51.9 % de los votantes a optar por salir del bloque.
​ En esta presentación partimos de la coyuntura planteada por el Brexit y nos proponemos abordar la Anglicidad (Englishness) señalando algunos jalones históricos que, simultáneamente, la historizan y ponen en cuestión posturas esencialistas que cimentaron el discurso pro-salida de la UE.
Asimismo, ante el éxito fulgurante de formulaciones, estrategias y políticas xenófobas en distintas partes del mundo, por medio de las consideraciones particulares que ofrecemos en nuestra presentación aspiramos, en lo general, a avanzar en la reflexión sobre los discursos del odio con el fin de reducir su influencia y, al mismo tiempo, dinamizar las potencias democráticas y transformadoras en nuestra sociedad.


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